El oso de anteojos (Tremarctos ornatus), asimismo conocido como oso frontino, oso andino, oso de Sudamérica, ucumari y jukumari, es una especie de mamífero de la familia Ursidae. Es la única especie viviente de su género.
De tamaño mediano en comparación con otros osos, mide entre uno con treinta y uno con noventa m de alto, y pesa en promedio entre ochenta y ciento veinticinco kg, siendo el macho más grande que la hembra. Su coloración es uniforme, negra o bien café oscura, con pelo áspero. El morro es corto, de color café claro o bien blanco, con máculas blanquecinas que se extienden en torno a los ojos y la nariz mediante las mejillas, bajando por el cuello hasta el pecho, y que cambia mucho entre individuos. Tiene 5 dedos con garras largas y curvas no retráctiles, y las plantas de las patas tienen pelos interdigitales que le asisten a escalar árboles. De hábitos diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres y trepadores, su nutrición es predominantemente vegetariana.
Única especie viviente de la subfamilia Tremarctinae y único úrsido autóctono actual de Sudamérica, se distribuye en la cordillera de los Andes, hoy día desde la zona andina alta (o bien «fría») del oeste de Venezuela hasta el norte argentino, con avistamientos en el Darién en Panamá, englobando desde desiertos ribereños, bosques premontanos y montanos caducos, semicaducos y siempreverdes, hasta páramos y castigue.
Hábitat del Oso de Anteojos
El rango altitudinal del oso andino se extiende de 200 a 4,750 m sobre el nivel del mar, con un área de ocupación que cubre aproximadamente 260,000 km² a lo largo de los Andes tropicales. El límite inferior está en el rango occidental peruano; el límite superior está dentro del Parque Nacional Carrasco en Bolivia (Peyton 1980, 1984, 1999; Goldstein 1990, Rodríguez-Rodríguez y Cadena 1991, Rodríguez et al.2003 , Sánchez-Mercado 2008, Figueroa y Stucchi 2009, Velez-Liendo 2010, García -Rangel 2012, Appleton et al.2013 ).
La especie habita una gran variedad de ecosistemas a lo largo de los Andes tropicales, incluyendo bosques secos tropicales, tierras bajas húmedas tropicales y bosques montanos; Arbustos tropicales secos y húmedos, y Arbustos y pastizales tropicales de gran altitud (García-Rangel 2012). Se han informado cambios estacionales en el uso del hábitat debido a cambios en la disponibilidad de alimentos (Peyton 1980, Rodríguez-Rodríguez y Cadena 1991, Velez-Liendo 1999, Paisley 2001, Cuesta et al. 2003, Troya et al . 2004, Ríos-Uzeda et al. 2006, Figueroa y Stucchi 2009). Los osos andinos se encuentran principalmente en bosques tropicales húmedos y praderas tropicales de gran altitud (Peyton 1980, 1987a, 1987b, 1999; Velez-Liendo 1999, Cuesta et al . 2003, Ríos-Uzeda et al.. 2006, Sánchez-Mercado 2008), pero no está claro si los osos pueden vivir completamente en prados de gran altitud y páramo sin acceso a áreas boscosas (Paisley y Garshelis 2006). En la costa norte de Perú, los osos andinos habitan un arbusto tropical seco (Peyton 1999, Figueroa y Stucchi 2009, García-Rangel 2012, Appleton et al.2013 ).
Los osos andinos son omnívoros y tienen un conjunto de adaptaciones físicas para este estilo de vida (McLellan y Reiner 1994, Sacco y Van Valkenburgh 2004, Christiansen y Wroe 2007, Christiansen 2008). Adaptaciones anatómicas del cráneo y la dentición para moler (Christiansen 2008) y un pseudo-pulgar (Salesa et al.. 2006) para ayudar a consumir una dieta de materia vegetal fibrosa y dura. Los osos andinos también se aprovechan de manera oportunista de los mamíferos, incluidos los conejos y los tapires de montaña (Castellanos 2011a), pero sobre todo el ganado doméstico en libertad (Goldstein 1990, 2002; Rodríguez-Rodríguez y Cadena 1991; Peyton 1999; Cuesta y Suárez 2001; Sacco y Van Valkenburgh 2004; Goldstein et al.2006 ; Christiansen y Wroe 2007; Christiansen 2008; Torres 2008; Figueroa y Stucchi 2009; García-Rangel 2012). Las bromelias y las palmeras constituyen los alimentos más comunes en la dieta de los osos andinos en la mayoría de su área de distribución (Peyton 1980, Goldstein 1990, Rodríguez-Rodríguez y Cadena 1991, Goldstein y Salas 1993, Troya et al.2004 , Rivadeneria-Canedo 2008, Figueroa y Stucchi 2009, Ríos-Uzedaet al . 2009, García-Rangel 2012). De manera estacional, las frutas son fuentes alimenticias clave para la especie, ya que proporcionan los carbohidratos, proteínas y grasas necesarias para equilibrar su dieta (Peyton 1980, 1984, Goldstein 1990, Rodríguez-Rodríguez y Cadena 1991, Rivadeneira-Canedo 2001, Troya et al. 2004, Kattan et al.2004 , Figueroa y Stucchi 2009, Ríos-Uzeda et al.2009 ).
Los osos andinos son excelentes escaladores y comúnmente construyen plataformas de árboles donde descansan, se alimentan de frutas y cadáveres, así como áreas de alimentación de guardia (Peyton 1980, 1984; Goldstein 1990, 1991, 2002; Torres 2008, García-Rangel 2012). Los patrones de actividad son principalmente diurnos, pero varían estacionalmente y entre áreas geográficas (Paisley 2001, Paisley y Garshelis 2006, Castellanos 2011b). Como la comida está disponible durante todo el año en la mayor parte de su área de distribución, los osos andinos no hibernan (Peyton 1999, Garshelis 2009). La información sobre reproducción es limitada para los osos andinos y proviene principalmente de individuos cautivos (Bloxam 1977, Rosenthal 1988, Claro-Hergueta et al . 2007, Spady et al . 2007, García-Rangel 2012, Enciso y Guimarães 2013).
La especie es poliestrosa, un criador estacional facultativo y experimenta una implantación tardía (Claro-Hergueta et al . 2007, Spady et al . 2007). En cautiverio, las hembras muestran de tres a cuatro ciclos de celo durante una sola temporada de reproducción sin actividad ovárica estacional (Enciso y Guimarães 2013). El apareamiento se ha registrado en la naturaleza en varias épocas del año, pero alcanzó su punto máximo entre marzo y octubre (Peyton 1980, Peyton et al . 1998). El tamaño de la camada varía de uno a cuatro, siendo los gemelos más comunes, y puede estar relacionado con el peso femenino y, por lo tanto, con la abundancia de alimentos (Saporiti 1949, Bloxam 1977, Peyton 1980, Claro-Hergueta et al.. 2007, García-Rangel 2012). Las observaciones de campo en Bolivia (Vélez-Liendo 1999) sugirieron que los nacimientos ocurren dos o tres meses antes del pico de la temporada de fruta, tal vez para permitir que las madres salgan del estudio con sus cachorros cuando las frutas son abundantes (Peyton 1980, Peyton et al . 1998 , Vélez-Liendo 1999, Vélez-Liendo y Paisley 2010). En cautiverio, el momento del nacimiento varía con la latitud, pero los nacimientos generalmente ocurren de febrero a septiembre (Garshelis 2004, Claro-Hergueta et al . 2007).
¿Qué población existe del Oso Andino?
El conocimiento experto, la extrapolación de datos, el análisis genético, la recaptura de marcas, el seguimiento de radio y las encuestas de signos, así como el modelado ecológico, se han utilizado para estimar el tamaño y la densidad de la población de osos andinos (Peyton 1984, 1999; Yerena 1994; Peyton et al . 1998 ; Cuesta y Suárez 2001; Ruiz-García 2003; Kattan et al.2004 ; Viteri 2007; Ríos-Uzeda et al.2007; Velez-Liendo 2010; Garshelis 2011; García-Rangel 2012). Se cree que las poblaciones silvestres están en declive debido a la pérdida y fragmentación del hábitat y a la matanza ilegal (Rodríguez et al . 2003, Kattan et al . 2004, Yerena et al . 2007, Sánchez-Mercado et al . 2008, Velez-Liendo et al.. 2009, Vélez-Liendo y Paisley 2010, García-Rangel 2012). Las evaluaciones nacionales que aplican diferentes enfoques estimaron entre 1,100-1,600 osos en Venezuela (Ruiz-García 2003), 3,000-6,000 en Colombia (Ruiz-García 2003), 1,200-2,000 en Ecuador (Cuesta y Suárez 2001, Viteri 2007), ~ 5,000 osos en Perú (Peyton 1999), y ~ 3.000 osos en Bolivia (Vélez-Liendo 2010). Estas estimaciones crudas en todo el país, que arrojan una estimación de rango de 13,000-18,000 osos (5-7 osos / 100 km² sobre su rango de 260,000 km²), son razonablemente consistentes con tres estimaciones de densidad derivadas empíricamente. de 3-8 osos / 100 km² (Viteri 2007, Ríos-Uzeda et al.. 2007, S. Molina, pers. com) Sin embargo, debe advertirse que todas las estimaciones de abundancia y densidad para esta especie tienen sesgos conocidos, por lo que la coherencia entre las estimaciones no es la verificación de su precisión (Garshelis 2011).
Localización geográfica del Tremarctos ornatus
El oso andino es la única especie de oso existente en América del Sur y es endémica de los Andes tropicales (Kattan et al . 2004; Ríos-Uzeda et al . 2006, 2007; Viteri 2007; Viteri y Waits 2009; García-Rangel 2012). La distribución de esta especie es larga ( ca 4.600 km) y estrecha ( ca 200-650 km) en las montañas de Venezuela a Bolivia (Peyton et al. 1998, Yerena 1998, Peyton 1999, Rodríguez et al . 2003, Kattan et al.. 2004). De norte a sur, los osos andinos se encuentran en Sierra de Perijá y Cordillera de Mérida en Venezuela; las cordilleras occidental, central y oriental andina de Colombia; las laderas oriental y occidental de los andes ecuatorianos; a través de las tres cadenas montañosas andinas peruanas, incluida una porción del desierto costero del Pacífico Norte; y en la vertiente oriental de los Andes tropicales en Bolivia (García-Rangel 2012). La posible presencia del oso en Panamá fue reportada por Hershkovitz (1957), pero encuestas recientes en el área no encontraron evidencia para apoyar esta afirmación (Goldstein et al. 2008). Recientemente, Cosse et al confirmaron la presencia de osos andinos en el norte de Argentina.. (2014) a través de la genética. Sin embargo, dado que estos puntos de presencia se encuentran hasta 300 km al sur (línea recta) de la población más meridional conocida en Bolivia, pueden representar individuos vagabundos en lugar de poblaciones residentes.
¿Por qué el Oso de Anteojos está amenazado de extinción?
Una evaluación del paisaje de la idoneidad y conectividad del hábitat realizada para esta evaluación identificó ~ 30% del hábitat como inadecuado para mantener poblaciones viables de osos andinos. Los parches clave para poblaciones sostenibles de osos andinos se definieron como áreas de más de 400 km² y dentro de los 15 km del parche más cercano (Verboom et al .2001, Vélez-Liendo 2014). A nivel nacional, Venezuela mostró la mayor pérdida proyectada de parches clave (70%), con solo dos de estos parches clave disponibles para mantener a su población de osos. Se proyecta que Perú, Colombia y Ecuador perderán 31%, 29% y 27% respectivamente, y Bolivia 19%. Las causas de esta pérdida de hábitat de parches clave están asociadas con actividades de desarrollo humano que no han cesado, y en algunas áreas pueden aumentar al permitir la exploración y explotación de petróleo dentro de algunas áreas protegidas. Expansión de la frontera agrícola, prácticas agrícolas inadecuadas y reformas agrarias / de la tierra; La explotación minera y petrolera, la conversión de la tierra a cultivos de coca y el tráfico de drogas, han sido los principales impulsores de la pérdida y degradación del hábitat del oso andino (Ataroff y Rada 2000, Palminteri et al .2001, Armenteras et al . 2003, 2011; Rodríguez y cols . 2003, Kattan et al . 2004, Yerena et al . 2007, Vélez-Liendo 2010, Dávalos et al . 2011, García-Rangel 2012, Portillo-Quintero et al . 2012, Sánchez-Mercado et al . 2014). Se utilizaron tres fuentes de datos principales para mapear estas intrusiones humanas en el hábitat del oso andino: áreas perturbadas (caminos, asentamientos, campos agrícolas, etc.) de Josse et al . (2009), pérdida de cobertura forestal derivada de imágenes satelitales para el período 2000-2013 (Hansen et al .2013) y 8 años (2000-2008) de actividades de incendios de los conjuntos de datos del Sistema de Respuesta Rápida MODIS ( http://modis-fire.umd.edu/index.php ) (Vélez-Liendo 2010; nota: los datos y las imágenes provienen de LANCE FIRMS operado por NASA / GSFC / Earth Science Data and Information System (ESDIS) con fondos proporcionados por NASA / HQ ). Además, como consecuencia de la pérdida de hábitat, es probable que los conflictos entre los humanos y los osos aumenten, lo que reducirá la tolerancia y aumentará la muerte de los osos (Goldstein et al . 2006; Sánchez-Mercado et al . 2008, 2014; García-Rangel 2012; Zukowsky y Ormsby 2016) Por lo tanto, incluso donde un parche de hábitat es de tamaño suficiente para mantener una población de osos, es probable que la mortalidad causada por los humanos reduzca la densidad de osos.
Las proyecciones de cambio climático para 2010-2039 por Tovar et al . (2013) indican que todos los ecosistemas habitados por los osos andinos exhibirán un grado de pérdida: 30% de pérdida para los pastizales tropicales de gran altitud, 24% para los matorrales tropicales secos y húmedos, y 18% para los bosques tropicales húmedos de tierras bajas y montañas. Basado en el estado actual del hábitat del oso andino, el hecho de que muchas amenazas que causan la reducción y degradación de los ecosistemas del oso andino no han cesado, y los patrones proyectados de cambio de biodiversidad causados por el cambio climático, la especie es vulnerable a la disminución futura generalizada.
Los expertos en especies de osos andinos del Grupo de especialistas en osos consideraron todas estas amenazas y proporcionaron estimaciones de las tasas de disminución. Los expertos estimaron tasas de disminución de> 30% para cada uno de los cinco países del área de distribución en los próximos 30 años y también en un período de 30 años superpuesto al presente (2000–2030). Esto califica a la especie para Vulnerable, bajo los criterios A3 y A4. También hay una probabilidad razonable de que la población mundial esté compuesta por <10,000 adultos maduros (dada una población total de <20,000 osos), una condición bajo el criterio C1, pero dado que la tasa de disminución futura de la población solo se sospecha en base a las tasas de pérdida de hábitat o alteración, la naturaleza de la evidencia es insuficiente (es decir, no se estima directamente) para clasificar las especies en C1.
Pérdida de hábitat
Los Andes tropicales han sido el hogar de comunidades humanas, incluido el gran Imperio Inca, durante miles de años y, como consecuencia, el 90% de los ecosistemas andinos se han transformado de alguna manera (Young 1998, 2009; Vina y Cavelier 1999; Ataroff y Rada 2000; Myers et al . 2000; Kattan et al . 2004; Armenteras et al . 2011). La expansión de la frontera agrícola, junto con prácticas agrícolas inadecuadas y reformas agrarias / de la tierra, han sido los principales impulsores de la pérdida de ecosistemas naturales (Peyton et al . 1998, Yerena 1998, Young 1998, Vina y Cavelier 1999, Ataroff y Rada 2000, Armenteras et al.2011 , Portillo-Quintero et al.. 2012). La explotación minera y petrolera se está convirtiendo en una amenaza creciente no solo para los osos, sino también para las comunidades locales debido a la expropiación de tierras, la pérdida de la conectividad del hábitat y la contaminación del agua y el suelo (Young y León 1999, Bury 2002, Bebbington et al.2008, Bebbington 2009). La conversión de la tierra a cultivos de coca y el tráfico de drogas, junto con los grupos guerrilleros en algunas partes de los Andes, favorecen un sistema de uso de la tierra sin ley que también afecta la calidad de los hábitats del oso andino y la probabilidad de supervivencia a largo plazo del oso (Rodríguez et al . 2003, Yerena et al.2007 , Dávalos et al.2011 , García-Rangel 2012).
Asesinato ilegal
La matanza ilegal es una amenaza importante, pero subestimada para los osos andinos. Según una revisión de la literatura, se sabe que un promedio de alrededor de 180 osos son asesinados por año en todo su rango; se sospecha que el número real es mucho mayor y es probable que aumente. Por ejemplo, evaluaciones recientes en el norte de Ecuador mostraron un número sin precedentes de ganado asesinado por osos (al menos 320 durante el período 2009-2014; Zukowski y Ormsby 2016), a medida que más personas recurren a la cría de vacas lecheras como medio de vida (Jampel 2016). Los osos son asesinados por represalias contra depredaciones de cultivos o ganado (o protección contra futuras depredaciones), por creencias culturales o médicas, y para el comercio (Orejuela y Jorgenson 1999, Peyton 1999, Rumiz y Salazar 1999, Rodríguez et al . 2003, Yerena et al . Alabama. 2007, Figueroa 2008, Figueroa y Stucchi 2009, Lameda 2011, ED Rodríguez pers. com. 2014, MP Viteri pers. com. 2014). Dado que el número de osos muertos es probablemente subestimado por un amplio margen, los efectos de tal matanza en las poblaciones de osos es difícil de evaluar, pero las tasas de matanza son altas en algunas áreas. Sánchez-Mercado y col.(2008, 2014) estimaron que hasta el 36% de la distribución del oso en la Cordillera de Mérida en Venezuela estaba dentro de una «trampa ecológica», debido a las amenazas humanas. Estos autores estimaron que los efectos de esta amenaza combinados con la fragmentación del hábitat podrían estar fomentando una probabilidad de extinción superior al 50% en los próximos 50 años en esta cordillera. Los osos son asesinados durante encuentros oportunistas, durante la caza deportiva, o como represalia después de dañar cultivos, particularmente maíz o matar ganado (Goldstein 1991, 2002; Peyton 1999, Poveda 1999, Morales Vargas 2003, Goldstein et al . 2006, Sánchez-Mercado et al. al.2008 , Torres 2008).
Cambio climático
Las proyecciones globales de los efectos del cambio climático muestran una tendencia general hacia el desplazamiento ascendente del bioma de montaña, lo que sugiere que los Andes tropicales se encuentran entre las regiones más vulnerables al cambio climático (Malcom et al . 2006, Urrutia y Vuille 2009, Beaumont et al . 2011 ) Sin embargo, la heterogeneidad de este hotspot muestra una respuesta más compleja (Tovar et al . 2013) que afecta los patrones fenológicos y aumenta la vulnerabilidad de las especies con predicciones de pérdida de especies que van del 20 al 50% debido a las contracciones del rango para muchos taxones (Cuesta-Camacho et al. 2008, Lawler et al.2009 , Aguirre et al.2011 , Graham et al.2011, Hoffmann y Sgrò 2011, Chenet al. 2011, Velásquez-Tibatá et al. 2013, Richardson et al. 2013, Pacifici et al. 2015).
Es probable que todos los ecosistemas asociados con los osos andinos exhiban reducciones en su extensión. Con un incremento de +0.74 C en el siglo pasado y un aumento proyectado de 4.3 +/- 0.7 C para 2100 (IPCC 2013), se esperan grandes cambios en el hábitat: las praderas tropicales de gran altitud son el ecosistema más frágil, con un pérdida estimada del 30% (Tovar et al. 2013) debido a la falta de área ascendente para la migración. Es probable que la reducción proyectada de la precipitación anual (IPCC 2013) afecte especies altamente dependientes de la humedad, como las bromelias epífitas (Colwell et al . 2008, Svenning y Condit, 2008, Tewsksbury et al. 2008). Es probable que los matorrales secos y húmedos tropicales pierdan el 24% de su área (Tovar et al.. 2013), principalmente debido a una variación significativa en el número de meses secos (IPCC 2013), mientras que se estimó una pérdida del 18% en el área de los bosques húmedos y montañosos tropicales húmedos y los bosques secos tropicales debido a los desplazamientos ascendentes. Además, es probable que el uso extensivo (e intensivo) de la tierra por parte de las actividades humanas en las praderas de Páramo invada aún más, afectando no solo la biodiversidad asociada a este ecosistema, sino también los servicios ecosistémicos que este bioma proporciona a la región.
Por lo tanto, los cambios en los regímenes climáticos deben considerarse una amenaza creciente para los osos andinos, ya que es probable que alteren la calidad del hábitat y los patrones de uso de la tierra, y aumenten la probabilidad de encuentros y conflictos entre humanos y osos (Karanth y Chellam 2009, Aguirre et al.2011, Hoffmann y Sgrò 2011, Chenet al . 2011, Sheridan y Bickford 2011, Mysterud 2013, Ripple et al. 2014). Aún más, las áreas consideradas más vulnerables al cambio climático en los Andes son aquellas consideradas importantes para los osos andinos, incluyendo: Parque Nacional Yanachaga Chemillen (NP) (Perú), Manu NP (Perú), Madidi NP (Bolivia), Apolobamba ANMI (Bolivia), Carrasco NP (Bolivia) y Amboro NP (Bolivia) (Hoffman et al. 2011).
Usos del Oso Andino
Algunos osos son asesinados con fines culturales y médicos. La extensión del comercio comercial es desconocida pero probablemente limitada.
Medidas de Conservación del Tremarctos ornatus
El oso andino ha sido catalogado como Vulnerable por la UICN desde 1982 y ha sido incluido en el Apéndice I de CITES desde 1975. Se han establecido un total de 58 áreas protegidas en toda la distribución del oso andino, pero las amenazas permanecen dentro de sus límites con la mayoría de estas áreas. siendo no más que «Parques de papel» sin presupuesto y personal adecuados (Hardner 2008; Sánchez-Mercado et al . 2008; Monsalve Dam et al. 2010; García-Rangel 2011, 2012). Aunque se han realizado esfuerzos para establecer, mantener y conectar áreas protegidas antiguas y nuevas a lo largo del rango del oso (p. Ej., El corredor Vilcabamba-Amboro entre Perú y Bolivia y el sistema interconectado de áreas protegidas en los Andes de Venezuela), grandes porciones del oso el hábitat aún no está protegido y la caza furtiva no ha sido controlada (Yerena 1994, 1998; Yerena et al . 2003, Kattan et al . 2004, Surkin et al . 2010, Yerena y García-Rangel 2010, Hoffman et al . 2011, Sánchez-Mercado et al. 2014). Recientemente (2007-2014), se han llevado a cabo una serie de pasos importantes hacia la conservación del oso andino a través de su distribución, incluyendo: (1) promoción de la conservación del oso andino a través de programas educativos locales y proyectos de investigación llevados a cabo por grupos conservacionistas, ONG, parques zoológicos, universidades, institutos de investigación y agencias gubernamentales en Bolivia, Perú y Venezuela (Figueroa y Stucchi 2009, Albarracín 2010, García-Rangel 2012). (2) La publicación de planes de acción nacionales para Venezuela, Colombia y Ecuador (Sánchez-Mercado 2008, Castellanos et al . 2010, Monsalve Dam et al . 2010), y una evaluación nacional para Bolivia (Velez-Liendo, et al.. 2009). Lamentablemente, no se han llevado a cabo acciones prioritarias destacadas por algunos de estos programas. Tal es el caso de las tres áreas clave identificadas para la conservación de la conectividad dentro del Plan de Acción Venezolano (Yerena et al . 2007).
El conocimiento sobre la ecología de las especies ha mejorado, con información sobre el tamaño del rango de hogar, los patrones de movimiento y el tamaño de la población para algunos lugares en Perú, Ecuador y Colombia (Rodríguez et al . 2003, Monsalve Dam et al . 2010, Sánchez-Mercado et al.. 2010, García-Rangel 2012). Sin embargo, para desarrollar acciones de conservación sólidas, se requieren esfuerzos adicionales con respecto al tamaño de la población y los factores limitantes. La investigación actual y futura debe centrarse en las poblaciones, el hábitat y la conectividad, las dimensiones humanas y los efectos del cambio climático tanto en la ecología de la especie como en el conflicto entre humanos y osos (Rodríguez et al. 2003, Jorgenson y Sandoval 2005, Yerena et al. 2007 , Monsalve Dam et al.2010 , Velez-Liendo y Paisley 2010, García-Rangel 2012). Finalmente, es importante alentar iniciativas de conservación para enfocarse en un enfoque más holístico y creativo donde las necesidades de las especies y las personas que habitan la cordillera de los Andes se consideren conjuntamente (García-Rangel 2012).