El león del Atlas o bien león de Berbería (Panthera leo leo) es una subespecie de león originaria del norte de África que el día de hoy se halla extinta en libertad. Se ignora el número preciso de leones del Atlas que se hallan en cautividad, incógnita que aumenta cuando se tiene presente que muchos de los ejemplares recluidos en zoológicos y circos no son individuos puros, sino más bien cruces con otras subespecies de leones desde hace múltiples generaciones.
Descripción
Al león del Atlas se le considera la tercera subespecie de mayor tamaño famosa de león, justo tras el león de las cavernas y el león americano que vivieron a lo largo del Pleistoceno en Eurasia y Norteamérica. Sus dimensiones son debatidas, puesto que se sabe poquísimo del león del Atlas. Si bien, conforme los museos; en donde se hallan leones del Atlas disecados «tiene una longitud de más o menos tres-tres con tres m».
Un cazador del siglo XIX, describió un enorme macho que media tres,25 m, incluyendo setenta y cinco cm de cola. Los cazadores generalmente describían el peso de los leones entre doscientos noventa a trescientos veinte kilos (seiscientos treinta y nueve-setecientos cinco libras). Estas peculiaridades son poco consistentes y muy variables, la mayor parte de estas formas son controvertibles y seguramente no sean válidas. No obstante, es un hecho que el león del Atlas es la subespecie más grande entre los leones modernos. Los biólogos atribuyen su mayor tamaño al hecho de que, en el hábitat que se hallaba, escaseaba el comestible, con lo que eran menos sociables que sus familiares del sur de África, de forma que siendo más solitarios, compensaron el trabajo en grupo, con mayor tamaño. Otra teoría es, que el león al vivir en tiempos fríos desarrolló más masa anatómico, aparte de una melena larga y compacta que lo resguardara de las bajas temperaturas. Seguramente su tamaño y peculiaridades cambiaban en dependencia del área de distribución. Resulta más probable que un león del atlas adentrado en la sabana yerma tuviese una menor cantidad de grasa anatómico, y una melena más corta sobre su cabeza y abdomen. El león distribuido en las montañas atlas probablemente era el león más grande y melenudo.
Los machos se identifican por su larga y compacta melena negra, que se extiende por el pecho y los costados de forma afín a su más próximo familiar, el león asiático. El obscuro color de esta contrasta con fuerza con el pelaje de color arena claro, cortísimo, que cubre el resto de su cuerpo. La melena de en torno a la cara no es obscura, sino más bien rojiza. Aparte de la distribución de la melena, los leones del Atlas y los asiáticos son los únicos que presentan ciertas estructuras peculiaridades del cráneo, otra patentiza a favor de su estrecho parentesco.
Al revés que otros leones, el del Atlas es (o bien era) un predador de bosque, acostumbrado a apresar en los espesos pinares de las montañas del Atlas. El título de «rey de la selva» (del latín silva, que nombraba originalmente a cualquier bosque cerrado) que popularmente se da al león procede probablemente de este hecho. Sin embargo, el león del Atlas asimismo se adentraba en zonas más llanas y peladas, llegando por el oeste hasta el moderno Sahara Occidental y por el este estando del mismo modo presente en los planos Libia, Egipto y Sudán como en la montañosa Etiopía. Muchos de los lugares donde un día habitaron los leones del Atlas son el día de hoy yermos, si bien hace miles y miles de años estaban cubiertos en su mayoría por estepas y sabanas.
El león del Atlas es semejante al resto de leones en su comportamiento, si bien el diferente hábitat y su mayor tamaño le hacían un eficiente cazador a solas o bien en pequeños conjuntos, con lo que cuando vivía en libertad era menos sociable que otras subespecies de leones. Entre sus presas habituales estaban el corzo común, el gamo persa, el asno salvaje del Norte de África, el arruí, el cerdo salvaje y diferentes antílopes, como alcélafo o bien búfalo común, en su subespecie norteafricana (Alcelaphus buselaphus buselaphus). Para hacerse con estos animales los leones del Atlas competían con osos y leopardos, asimismo extintos hoy día en el África septentrional.
Cara el final de sus días en libertad, la carencia de presas impulsó a los leones del Atlas a depredar sobre animales familiares, eminentemente burros, cabras y dromedarios, lo que aumentó su prosecución.
Declive y extinción
El área de distribución original del león del Atlas englobaba el Magreb, toda el área ocupada hoy en día por el Sahara, Egipto, nordeste de Sudán, Eritrea y norte de Etiopía. Desde el cuarto o bien tercer milenio a. C., el Sahara, hasta ese momento ocupado por una sabana afín a la del este de África, empezó a secarse y transformarse en el desierto que es hoy día. Con la desaparición de las plantas lo hicieron asimismo los grandes herbívoros, y con ellos los leones del Atlas. Estos quedaron entonces divididos en 3 zonas diferentes, separadas entre sí por miles y miles de quilómetros de desierto: la cordillera del Atlas y Tripolitania, el macizo del Tassili n’Ajjer (en pleno centro del Sahara) y el nordeste de África, siguiendo el val del Nilo hasta las montañas de Etiopía. La primera zona de la que el león del Atlas desapareció por causas humanas, y no solamente climáticas, fue el delta del Nilo, ya antes ya del tres mil a. C. Esta extinción no se debió verdaderamente a la caza del león, (en verdad, era un animal sagrado bajo la figura de la diosa Sekhmet), sino más bien esencialmente al impacto sobre el medio que ocasionaron los primitivos egipcios, deforestando bosques, roturando tierras y edificando presas y urbes. Conforme la civilización se extendía río arriba, los leones iban reculando.
Otros pueblos del norte de África asimismo veneraron al león del Atlas por su fortaleza y ferocidad, entre ellos los etiopes, cuyos reyes (el último de los que, Haile Selassie, fue depuesto en mil novecientos setenta y cuatro) tenían el título de Leones de Etiopía. Mas ningún pueblo dio tanta relevancia a este animal como los romanos, que los importaron a lo largo de siglos a fin de que participasen en sanguinolentos combates circenses contra otras fieras, o bien devorasen gladiadores, presos y condenados cristianos. La posesión de leones para los juegos circenses llegó a transformarse en un símbolo de poder, hasta el punto de que Julio César llegó a tener un cortejo de cuatrocientos leones del Atlas, y Pompeyo, uno de seiscientos Las atrapas de los romanos hicieron mella en las poblaciones del Atlas, mas no tuvieron consecuencias tan tráficas para los leones como la introducción de las armas en el Norte de África, unido a la mejora de las técnicas de pastoreo, la construcción de carreteras y la desaparición de los alcélafos o bien búfalos norteafricanos así como otras presas naturales, que fueron inhabilitando a la población de leones para vivir de los recursos del terreno, obligándole a alimentarse únicamente a cargo de los animales domésticos; como consecuencia de ello, los pastores y las autoridades rurales declararon al león una guerra a muerte. El león se extinguió cara mil setecientos en Libia, y a mediados del siglo XIX lo hizo del este de África y el Tassili. En mil ochocientos noventa y uno desaparecieron de Túnez y en mil ochocientos noventa y tres de Argelia. Reducido ya a escasas áreas de Marruecos, se empezó a encerrar ciertos ejemplares en jardines zoológicos para eludir una extinción que se intuía inminente. En mil novecientos veintidos, la casa real marroquí encerró una manada en el Zoológico Real de Temase, cuyos descendientes fueron cedidos en mil novecientos setenta y cinco al Zoológico de Rabat. El último león del Atlas que vivía en libertad fue seguramente un macho tiroteado cincuenta y tres años ya antes, si bien ha habido avistamientos sin confirmar hasta la década de mil novecientos cuarenta.
Proyecto de reintroducción
Aparte del de Rabat, otros muchos zoológicos de diferentes urbes (Tampa y Addis Abeba entre ellas), como el Parque Nacional Kruger de Suráfrica y múltiples circos a lo largo y ancho del planeta aseveran tener leones del Atlas aproximadamente puros entre sus animales. La primera propuesta de reintroducción de los leones en un nuevo parque nacional situado en el Atlas marroquí apareció ya en mil novecientos setenta y ocho, mas por último no se realizó.
Últimamente, la compañía WildLink International, en cooperación con la Universidad de Oxford, ha puesto en marcha un ambicioso plan para recobrar el león del Atlas «genuino» y regresar a introducirlo en alguna zona protegida de su hábitat natural. Dicho plan consiste en el estudio cuidadoso del ADN de distintos ejemplares disecados en museos europeos, con la intención de establecer un patrón genético propio del león del Atlas y poder de esta manera determinar el grado de mestizaje que afecta a los individuos en cautividad. Una vez logrado esto, los individuos más similares a la subespecie original serían sometidos a una cría selectiva, con el objetivo de conseguir leones puros que serían los que volvieran al Norte de África.
Si bien se ignora por qué razón, WildLink International se ha retirado a última hora del proyecto, cuando ya se habían logrado muestras en los museos de París, Bruselas y Turín. La universidad tiene capacidad suficiente para efectuar los pasos siguientes, mas como la compañía era la que ponía la mayoría del dinero, el proyecto original ha quedado atascado de momento. No obstante, el doctor Noboyuki Yamaguchi y otros científicos de Oxford han decidido continuar con el plan por cuenta propia y buscan la financiación precisa. Otro proyecto afín, si bien más retrasado en su desarrollo, es llevado a cabo por científicos de la Universidad de Míchigan dirigidos por Dan York.