Gato Andino

Leopardus jacobitus
  • Nombre Científico: LEOPARDUS JACOBITA
  • Clasificación: Mamíferos
  • Longitud: hasta 60 cm
  • Peso: hasta 8 kg
  • Alimentación: Carnívoro
  • Reproducción: Vivíparo

El gato andino (Leopardus jacobitus),​ asimismo conocido como chica (del aimara),​chinchay, osjo (del quechua Ushqu) o bien gato lince, es una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae. Es uno de los felinos menos conocidos y es considerado como la especie más conminada del continente americano.

Características del Gato Andino

  • Cuerpo Alargado: Se caracteriza por tener un cuerpo alargado y esbelto, con extremidades relativamente cortas en comparación con otros felinos.
  • Cabeza Redondeada: Su cabeza es redondeada y posee orejas pequeñas y puntiagudas, lo que contribuye a su aspecto distintivo.
  • Ojos Grandes: Tiene ojos relativamente grandes en relación con el tamaño de su cabeza, lo que le proporciona una buena visión en diferentes condiciones de luz.
  • Hábitos Solitarios: En su comportamiento, tiende a ser solitario, evitando la interacción con otros individuos de su especie, excepto en la época de reproducción.
  • Vocalizaciones Variadas: Emite diversas vocalizaciones, incluyendo ronroneos, gruñidos y maullidos, que utiliza para comunicarse en distintas situaciones.
  • Agilidad y Destreza: Es un cazador ágil y habilidoso, capaz de trepar árboles con facilidad y perseguir presas en terrenos variados.

Alimentación del Gato de los Andes

La alimentación del Gato Andino está principalmente compuesta por una variada dieta de pequeños mamíferos y aves. Estos hábiles cazadores se aprovechan de su agilidad y destreza para atrapar presas que conforman gran parte de su dieta. Roedores como ratones, conejos y liebres son elementos esenciales en su menú diario. Además, aves de diferentes tamaños también contribuyen significativamente a su ingesta alimenticia.

Su capacidad para adaptarse a una variedad de entornos le permite cazar tanto en áreas forestales como en pastizales abiertos. Esta versatilidad en la elección de presas le asegura una fuente constante de alimento, crucial para su supervivencia en un entorno desafiante.

La caza del Gato Andino es una actividad que requiere paciencia y sigilo. Sus sentidos agudos, en especial su excelente visión nocturna, le proporcionan ventajas para localizar a sus presas en la penumbra. La agilidad de este felino es evidente cuando se desliza a través de la vegetación o acecha desde las sombras, esperando el momento perfecto para lanzarse sobre su presa.

Reproducción del Leopardus jacobitus

La reproducción del Gato Andino sigue un patrón natural intrincado. Esta especie se reproduce en determinadas épocas del año, generalmente en la temporada de primavera y verano. Durante este período, los machos entran en competencia por el derecho de aparearse con las hembras disponibles. Este comportamiento es común entre muchas especies de felinos y resalta la lucha por la supervivencia y la transmisión de los genes.

Un aspecto destacado de la reproducción es el cortejo. Los machos utilizan señales visuales y auditivas para atraer a las hembras. Los rituales de cortejo pueden incluir movimientos elegantes, vocalizaciones distintivas y marcado de territorio.

Una vez que la hembra ha sido cortejada y acepta al macho, la cópula tiene lugar. La gestación del Gato Andino dura aproximadamente 70 días. Durante este período, las hembras buscan refugios seguros y aislados para dar a luz a sus crías. Las camadas suelen constar de 1 a 3 cachorros, que nacen ciegos y completamente dependientes de su madre.

Durante las primeras semanas de vida, la madre brinda un cuidado intensivo a sus crías, amamantándolas y protegiéndolas en su guarida. A medida que los cachorros crecen, desarrollan gradualmente sus habilidades y comienzan a explorar el mundo exterior.

Hábitat del Gato Andino

El gato andino prefiere habitar terrenos rocosos y empinados en áreas áridas y escasamente vegetadas de los altos Andes, localizados sobre la línea forestal. También se adapta a hábitats de matorrales y estepas en las estribaciones andinas del centro de Argentina y en la región ecológica de la estepa patagónica. En estas zonas, las condiciones climáticas extremas, con bajas temperaturas y notables variaciones térmicas diarias, son la norma. Además, la limitada precipitación ha llevado al desarrollo de plantas adaptadas como gramíneas, plantas de cojines y arbustos de hojas pequeñas o resinosas.

Es importante destacar la existencia de humedales conocidos como «bofedales» y «vegas» en los altos Andes, que cumplen un rol crucial como recurso vital tanto para la vida silvestre como para los animales domésticos que dependen de estos ecosistemas únicos.

A pesar de que no se dispone de datos concluyentes sobre los patrones de territorialidad en el gato andino, a diferencia de otros felinos, se sospecha que los territorios de los machos son más amplios que los de las hembras, y podría existir cierta superposición territorial entre ambos sexos. Dada la dura naturaleza fragmentada del hábitat del gato andino, es plausible que sus territorios y áreas de acción abarquen una gran extensión. Un caso ilustrativo es el de una hembra rastreada entre abril y diciembre de 2004, que demostró un rango de hogar de hasta 65.5 km², evidenciando su necesidad de explorar y aprovechar diversos recursos a lo largo de su entorno.

 

Leopardus jacobitus

¿Qué población existe del Gato de los Andes?

Hasta el momento, se han realizado tres estimaciones de población del gato andino, empleando distintas metodologías. Una de ellas, basada en muestreo genético, reveló la presencia de cinco individuos en un área de 25,000 hectáreas en el norte de Chile, alrededor del Monumento Nacional Salar de Surire. Esto arrojó una densidad de dos gatos andinos por cada 100 km². Estimaciones más recientes, obtenidas mediante la captura sistemática de cámaras, indicaron la existencia de 7-12 gatos andinos por cada 100 km² en el noroeste de Argentina. En el centro oeste de Bolivia, se realizó un cálculo preliminar de 1.8 gatos andinos por cada 100 km², basado en la cantidad mínima de individuos identificados y el área cubierta (164 km²).

Adicionalmente, estos estudios también examinaron las densidades de los gatos de la pampa simpátrica, concluyendo que había 74-79 gatos de la pampa por cada 100 km² en Argentina y 4.9 gatos de la pampa por cada 100 km² en Bolivia. Se identificó que las probabilidades de detección eran mayores para el gato andino (0.07) en comparación con el gato pampeano (0.02).

En otros estudios, que se basaron principalmente en la recolección de muestras fecales, se encontraron registros del gato pampeano con mayor frecuencia que del gato andino. Toda esta información subraya la rareza relativa del gato andino en comparación con el gato pampeano.

Las tres áreas analizadas mencionadas anteriormente se encuentran en las dos regiones con condiciones climáticas más favorables para el gato andino y donde se han registrado mayor número de avistamientos de esta especie. Se sugiere que en áreas menos propicias, la densidad de gatos andinos será mucho menor. Un estudio de genética poblacional abarcando la mayor parte de su área de distribución indicó que el gato andino muestra una diversidad genética mitocondrial y nuclear muy limitada. Además, se identificaron dos subpoblaciones separadas latitudinalmente entre 26 y 35 °S, que deberían considerarse como «Unidades Significativas Evolutivas» (ESU). La ESU del norte contiene dos grupos genéticamente distintos que, debido al limitado intercambio de individuos, se plantea que deberían ser tratados como «Unidades de Gestión» (MU).

Esta separación geográfica coincide con la tercera barrera biogeográfica, la Diagonal Árida Sudamericana, y la división entre las dos unidades de manejo del norte corresponde con la transición entre la Puna húmeda y seca. Los investigadores sugieren que estas poblaciones de gatos andinos pueden haber desarrollado adaptaciones particulares debido a las marcadas diferencias en los patrones de lluvia en estas áreas.

Localización geográfica del Leopardus jacobita

El gato andino presenta una distribución irregular, principalmente debido a su adaptación a hábitats rocosos naturalmente fragmentados. La mayoría de los registros de presencia provienen de los Andes centrales, situados por encima de los 3,600 metros de altitud, en países como Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Sin embargo, se han detectado también en elevaciones más bajas, como los Andes del sur de Argentina a 1,800 metros. Además, observaciones recientes han ampliado su área de distribución hacia el sur y fuera de los Andes, alcanzando el hábitat patagónico de estepas y matorrales en Argentina, incluso a altitudes tan bajas como 650 metros, y hasta 2,200 metros en la Región de Atacama en Chile.

Dentro de los altos Andes, las elevaciones promedio de detección son de 4,236 metros en Argentina, más de 3,800 metros en Bolivia, entre 3,714 y 4,414 metros en Chile, y 4,000 metros o más en Perú.

Hasta finales de los años noventa, los registros del gato andino eran limitados y se concentraban en áreas como el sur de Perú, el suroeste de Bolivia, el noroeste de Argentina y el norte de Chile. Los avistamientos de esta especie eran raros, al igual que los especímenes de museo. No obstante, en las últimas dos décadas, los esfuerzos de la Alianza de los Andes, una red de investigadores especializados, han logrado aumentar considerablemente los registros de distribución.

En la actualidad, los límites geográficos conocidos para el gato andino son el centro de Perú (10° 13’S) al norte y el centro de Argentina (38° 23’S) al sur. En todo este rango, las poblaciones del gato andino se distribuyen de manera desigual. Mediante modelos de distribución que consideran variables bioclimáticas como temperatura promedio anual, variación diurna, precipitación anual e invierno en la estación más fría, se han identificado tres barreras biogeográficas que influyen en la distribución de la especie. En el norte, la depresión de Huancabamba (conocida como «bajo peruano») marca el límite septentrional. En Bolivia, la «rodilla andina», una zona de transición extremadamente árida, se convierte en una barrera. Por último, en el sur, la «Diagonal árida» en Chile y Argentina, también una región hiperárida, actúa como una tercera barrera con pocos registros.

Este modelo sugiere que, a pesar de las diferencias de elevación en su rango geográfico, existen condiciones climáticas comunes que favorecen la presencia del gato andino, caracterizadas por variaciones diurnas frías, sequedad y fluctuaciones extremas de temperatura.

 

Mapa de rango geográfico para el Gato Andino

¿Por qué el Gato Andino está en peligro de extinción?

La información más reciente valida la naturaleza rara del gato andino, caracterizado por bajas densidades y una distribución irregular, atribuida a su adaptación a hábitats rocosos.

En Argentina, nuevos registros del gato andino han expandido su rango hacia el sur y fuera de los Andes, hacia hábitats de estepa y arbusto patagónico, incluso a altitudes tan bajas como 650 metros. Sin embargo, análisis genéticos en la mayor parte de su área de distribución indican una diversidad genética muy baja. Se identificaron dos poblaciones distintas de gatos andinos: los que habitan las tierras altas de la distribución previamente conocida y los recién descubiertos en la estepa patagónica. El norte alberga dos grupos genéticos diferentes con intercambio limitado, categorizados como «Unidades de Gestión» (UM).

La pérdida y degradación del hábitat es un tema crítico en la mayoría de las áreas donde se encuentra el gato andino. Esto se debe a factores como la expansión agrícola, el manejo inadecuado del ganado, la extracción de agua, la contaminación del agua y el suelo por la actividad minera y petrolera en las tierras altas de América del Sur y la estepa patagónica. El gato andino también enfrenta el impacto negativo del cambio climático global y la rápida expansión de la explotación de petróleo y gas de esquisto, particularmente en la Patagonia septentrional.

La caza por parte de pastores locales, quienes consideran al gato andino como una amenaza para su ganado, es una preocupación. Además, perros que acompañan a los pastores locales y la caza por parte de la población local han contribuido a altas tasas de mortalidad en el noroeste de Argentina. En Bolivia, Perú y el norte de Chile, donde el gato andino es visto como sagrado en las tradiciones aymaras y quechuas, los peligros incluyen la caza tradicional y la retención de especímenes secos para festivales de cosecha.

La presa principal del gato andino, la montaña Vizcacha, ha sufrido presión de caza y pérdida de hábitat. Además, la competencia por esta presa con el gato pampeano podría agravar la situación.

En cuanto a la conservación, se ha estimado la población total del gato andino considerando variables como la ocupación del hábitat y las densidades. Se estima que la población madura ronda los 1,378 individuos, aunque esta cifra podría ser más alta o baja según los datos específicos. Dadas las amenazas y las condiciones actuales, se sustenta la clasificación del gato andino como en peligro de extinción. Las prácticas culturales, la pérdida de presas y la competencia con otras especies agravan aún más su situación.

 

Gato Andino

Usos del Gato de los Andes

En Argentina, Bolivia, Chile y Perú, las personas de origen aymara y, en ocasiones, quechua, comparten creencias similares en relación con el gato andino y el gato pampeano. Una tradición arraigada es el uso de pieles o gatos de peluche durante ceremonias que marcan la propiedad de su ganado, en su mayoría llamas o alpacas. El titi es considerado un ser sagrado asociado con la abundancia y fertilidad del ganado, así como con la calidad de los cultivos.

Es crucial reconocer que tanto el gato andino como el gato pampeano forman parte de estas tradiciones y creencias. Por lo general, se emplean de manera indiscriminada en este contexto. Existen variaciones locales tanto dentro como entre países, y en algunos casos, la influencia de la cultura occidental ha llevado a la pérdida parcial o total de los valores de las culturas andinas, generando distorsiones en las costumbres ancestrales relacionadas con el titi.

En el centro de Perú, también se ha documentado la caza de gatos andinos y pampeanos con fines alimenticios y para usos en medicina tradicional.

Medidas de conservación del Leopardus jacobita

El gato andino está incluido en el Apéndice I de CITES, lo que ha llevado a una reevaluación del estado de conservación en los países de su área de distribución. En términos de categorización, se considera En Peligro Crítico en Bolivia, En Peligro y Rara en Chile, En Peligro en Perú, y Vulnerable en Argentina. Argentina, además, ha implementado una protección total a nivel nacional en todo su rango de distribución, que se describe a continuación. Sin embargo, la aplicación de la ley se enfrenta a desafíos, y aunque la caza de ejemplares disminuye en comparación con el pasado, aún se observan especímenes cazados tanto en el campo como para la venta, especialmente en mercados especializados para uso en ceremonias religiosas.

Después de ejecutar las acciones delineadas en el Plan de Acción para la Conservación del Gato Andino y utilizando la información generada en la última década, la Alianza Andina de Gatos ha desarrollado un Plan Estratégico para la Conservación del Gato Andino con objetivos definidos, manteniendo tres líneas de acción fundamentales: Investigación, Educación y Conservación.

Estos son los objetivos del plan:

  1. Asegurar la conservación a largo plazo del gato andino y su hábitat, incluida la recuperación de entornos degradados.
  2. Integrar la conservación del gato andino en las políticas locales de los países donde habita, con un enfoque local pero con impacto global.
  3. Fortalecer la conservación e investigación en áreas protegidas con poblaciones de gatos andinos, promoviendo la creación y expansión de áreas protegidas para conectar hábitats y poblaciones.
  4. Fomentar la investigación sobre las amenazas, necesidades ecológicas y relaciones con sus presas y otros carnívoros coexistentes.
  5. Estandarizar las acciones de los grupos de trabajo para mayor efectividad.
  6. Capacitar a personal de áreas protegidas y comunidades locales en investigación, educación y conservación.

En su rango de distribución, el gato andino se encuentra en varias áreas protegidas, algunas de las cuales son prioritarias para la conservación efectiva de la especie y sus hábitats, mientras que otras requieren encuestas y acciones concretas.

La minería y la extracción de petróleo/gas son actividades económicas destacadas en América del Sur, incluso en áreas protegidas. Por lo tanto, se enfatiza la importancia de cabildear con autoridades e industria, además de promover y apoyar la implementación de planes de mitigación para reducir impactos.

La conservación basada en la comunidad es esencial y se fomenta mediante iniciativas económicas sostenibles y mejores prácticas en la ganadería, reduciendo conflictos humanos-vida silvestre. La educación comunitaria y el refuerzo de la aplicación de la ley son cruciales para reducir la caza de gatos andinos y cultivar actitudes positivas hacia ellos y la rica biodiversidad andina.

Legislación Nacional para el Gato Andino

Argentina: El Gato Andino está amparado por la Ley Nacional 22421 de Conservación de la Vida Silvestre y su correspondiente Decreto Estatutario 666/97. Además, la Resolución N ° 63/86 del Secretario de Agricultura también refuerza su protección.

Bolivia: El Gato Andino, junto con otras especies de flora y fauna silvestre, está protegido por el Decreto Supremo N ° 22641, promulgado en 1990. Este decreto establece una prohibición categórica e indefinida de la búsqueda, captura, almacenamiento y tráfico de animales salvajes y sus productos derivados.

Chile: Desde 1972, todas las especies de felinos, incluido el Gato Andino, cuentan con una protección total bajo la Ley N ° 19473. La caza ilegal de felinos en Chile conlleva sanciones que pueden llegar a multas de hasta US $ 6,000 y penas de hasta 3 años de prisión.

Perú: En 2014, una nueva regulación catalogó al Gato Andino como En Peligro y, junto con otras especies de flora y fauna silvestre, se prohíbe su caza, comercio y cualquier forma de captura, posesión, transporte o exportación con fines comerciales según el Decreto Supremo N ° 004-2014- MINAGRI.

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