El gato andino (Leopardus jacobitus),​ asimismo conocido como chica (del aimara),​chinchay, osjo (del quechua Ushqu) o bien gato lince, es una especie de mamÃfero carnÃvoro de la familia Felidae. Es uno de los felinos menos conocidos y es considerado como la especie más conminada del continente americano.
El tÃa es natural de América del Sur. Su distribución se restringe a las zonas montañosas de los Andes; al centro y sur del Perú y al norte de Bolivia, Chile y Argentina.
Hábitat del Gato Andino
El gato andino se encuentra principalmente en terrenos rocosos y empinados, en áreas áridas y escasamente vegetadas de los altos Andes sobre la lÃnea forestal, y en hábitats de matorrales y estepas dentro de las estribaciones andinas del centro de Argentina y la región ecológica de la estepa patagónica (Napolitano et al . 2008, Novaro et al.2010 ). En general, las condiciones climáticas son extremas, con temperaturas muy bajas, grandes variaciones térmicas diarias y poca precipitación que determinan la presencia de plantas adaptadas, como gramÃneas, plantas de cojines y arbustos bajos con hojas pequeñas o resinosas (Cabrera y Willink 1973). La presencia de humedales altoandinos conocidos como «bofedales» y «vegas» es caracterÃstica en los altos Andes y es un recurso importante para la vida silvestre y los animales domésticos (Villalba et al. . 2004).
La distribución del gato andino es similar al rango histórico de la Chinchilla de cola corta ( Chinchilla chinchilla ) y el rango actual de la vizcacha de montaña ( Lagidium spp.) (Yensen y Seymour 2000), que son sus principales presas (Walker et al . 2007 , Napolitano et al.2008 ). Según los resultados de los estudios de dieta en Argentina, Bolivia y Chile, y en comparación con el de otros carnÃvoros andinos, el gato andino ocupa un nicho más estrecho con una amplia superposición con la dieta del gato pampeano (Walker et al . 2007, Marino et al.. 2010). Los roedores constituyen la presa principal y la Vizcacha de Montaña en tres de los cinco estudios de dieta fue la presa más frecuente: 52% y 43-53% en el sur de Bolivia y 44,1% en el norte de Chile (Viscarra 2008, Napolitano et al . 2008, Torrico 2009). En un estudio de dieta con muestras recolectadas principalmente en el norte de Argentina, los roedores pequeños no identificados fueron la presa más frecuente (37.3%), seguidos por la vizcacha de montaña 28% (Walker et al . 2007); Tellaeche (2010) para una sola localidad en el norte de Argentina, también informó que los mamÃferos pequeños fueron el elemento más consumido por el gato andino (93.3% de las heces), particularmente roedores del género Phyllotis(encontrado en el 76.9% de las muestras). Entre las presas del gato andino, la vizcacha de montaña tiene la mayor masa corporal con diferencia; en consecuencia, contribuye significativamente a la dieta del gato andino (Walker et al . 2007, Napolitano et al . 2008).
El gato andino se piensa que es una especie solitaria, pero puede verse en pares o con los gatitos durante la temporada de apareamiento y después de los nacimientos de gatitos respectivamente (Villalba et una l . 2004). La temporada de apareamiento, según la población local en Bolivia, es entre julio y agosto (Villalba y Bernal 1999); sin embargo, es posible que este perÃodo sea mucho más largo, ya que se han observado pequeños cachorros en octubre y de abril a septiembre (Villalba 2002, Villalobos et al. . En preparación, Lucherini Datos no publicados). Villalba (2002) vio dos gatitos, y lo que parece ser un cachorro más viejo de Sorli et al. (2006) La mayorÃa de los avistamientos reportados de gatos andinos han sido durante el dÃa; sin embargo, el seguimiento por radio del primer gato andino con collar de radio en el sur de Bolivia registró picos de actividad principales al atardecer o en la noche, entre las 18:00 y las 23:00 horas (Villalba et al . 2009); de manera similar, los resultados de 1.596 fotos de cámaras trampa de diferentes localidades en Argentina, Bolivia y Chile mostraron las siguientes proporciones para la actividad del gato andino: 37.6% en la noche, 34.4% crepuscular y 28% durante el dÃa (Lucherini et al.
. 2009). Además, los resultados indicaron que la actividad Gato Andino coincide en gran medida con el de la vizcacha montaña, una especie diurna y crepusculares (Galende et una l . 1998).
Sin embargo, no hay datos sobre la territorialidad, como ocurre con la mayorÃa de los felinos (Sunquist y Sunquist 2002), es posible que los territorios masculinos sean más grandes que los de las mujeres y que pueda haber cierto grado de superposición territorial entre los sexos. Debido a que las condiciones del hábitat del gato andino son severas y naturalmente fragmentadas, es probable que el territorio y los rangos de hogar sean muy grandes; una gata andina rastreada por radio, entre abril y diciembre de 2004, tenÃa un rango de hogar de 65.5 km² (95% de polÃgono convexo mÃnimo: Villalba et al . 2009).
El gato andino es un felino mediano; Según las medidas de las pieles, la longitud total en adultos varÃa de 740 a 850 mm y en subadultos varÃa de 577 a 600 mm; la longitud de la cola es de 410 a 485 para adultos y de 330 a 420 mm para subadultos. Solo hay dos registros disponibles sobre el peso, el primero de un espécimen subadulto de Perú, que pesaba 4 kg (Pearson 1957, GarcÃa-Perea 2002) y el segundo es de una hembra adulta de Bolivia que pesaba 4.5 kg (Delgado et al. al. 2004).
El pelaje del gato andino es principalmente gris ceniza con manchas de color marrón amarillento que se distribuyen como lÃneas verticales a ambos lados del cuerpo, dando la apariencia de rayas continuas. La cola del gato andino es muy caracterÃstica. Es muy largo (66 – 75% de la longitud de la cabeza y el cuerpo), grueso y cilÃndrico, con un aspecto esponjoso y con anillos anchos de 6 a 9 de color marrón oscuro a negro (GarcÃa-Perea 2002). Las patas también tienen manchas o rayas oscuras y más estrechas, pero no forman anillos completos.
Aparentemente, la especie no tiene dimorfismo sexual en términos de color de pelaje, pero las comparaciones entre los cráneos de gatos andinos realizados por GarcÃa-Perea (2002) sugieren que el dimorfismo sexual está presente. También se encontraron diferencias entre especÃmenes juveniles y adultos, con juveniles que tienen una coloración más clara y más y más pequeñas manchas (GarcÃa-Perea 2002). Debido a estas caracterÃsticas, los gatos andinos subadultos o juveniles pueden confundirse mucho más fácilmente con los gatos pampeanos (GarcÃa-Perea 2002).
¿Qué población existe del Gato de los Andes?
Hasta ahora se llevaron a cabo tres estimaciones de población sobre el gato andino. Napolitano y col . (2008), basado en un muestreo genético, estimó que cinco individuos se encuentran en un área de 25,000 ha en el norte de Chile, alrededor del Monumento Nacional Salar de Surire, lo que resulta en una densidad de dos gatos andinos en 100 km². Estimaciones más recientes basadas en la captura sistemática de cámaras resultaron en 7-12 gatos andinos en 100 km² en el noroeste de Argentina (Reppucci et al . 2011) y en el centro oeste de Bolivia, se calculó una estimación preliminar de 1.8 gatos andinos en 100 km² dividiendo el mÃnimo cantidad de gatos andinos identificados por el área cubierta (164 km²) (Huaranca et al. . 2013). En los últimos dos estudios, también se estimaron las densidades de los gatos de la pampa simpátrica, lo que resultó en 74-79 gatos de la pampa en 100 km² en Argentina y 4.9 gatos de la pampa en 100 km² en Bolivia. Reppucci y col . (2011) también estimaron las probabilidades de detección para ambas especies, que fueron más altas para el gato andino (0.07) que para el gato pampeano (0.02). Otros estudios basados ​​principalmente en la recolección de muestras fecales han encontrado registros del gato pampeano con mucha más frecuencia que el gato andino (Lucherini y Vidal 2003, Perovic et al . 2003, Cossios et al . 2007, Viscarra 2008, Torrico 2009, Novaro et al . 2010, Villalba et al . 2012). Toda esta información confirma que el gato andino es mucho más raro que el gato pampeano.
Las tres áreas analizadas descritas anteriormente se encuentran dentro de las dos regiones que se consideran que tienen las condiciones climáticas más favorables para el gato andino, y que coinciden con aquellos lugares donde se ha obtenido un mayor número de registros de gato andino (Marino et al . 2011) . En este contexto, se espera que la densidad del gato andino en aquellas áreas con condiciones menos favorables sea mucho menor. Un estudio de la genética de poblaciones del gato andino en la mayor parte de su área de distribución (Cossios et al . 2012) indicó que la especie tiene una diversidad genética mitocondrial y nuclear muy baja y dos subpoblaciones distintas de gato andino, que están separadas latitudinalmente entre 26 y 35 ° S,
se identificaron que deberÃan considerarse como dos «Unidades significativas evolutivas» (ESU). Además, la ESU del norte contiene dos grupos genéticamente diferentes, que muestran un intercambio limitado o nulo de individuos entre ellos, que deben considerarse como dos «Unidades de gestión» (MU) )
La separación geográfica entre el ESU del norte y el sur coincide con la tercera barrera biogeográfica, la Diagonal árida sudamericana y la separación entre las dos unidades de manejo del norte coincide con la zona de transición entre la Puna húmeda y seca (CossÃos et al. 2012); asÃ, los autores comentan que estos tres grupos de poblaciones de gatos andinos podrÃan haber desarrollado adaptaciones especiales porque existen diferencias significativas en los patrones de lluvia en este rango.
Localización geográfica del Leopardus jacobita
El gato andino tiene una distribución irregular debido a una especialización en hábitats rocosos naturalmente fragmentados y la mayorÃa de los registros de presencia provienen de los Andes centrales por encima de 3.600 metros en Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Sin embargo, también se ha encontrado en elevaciones más bajas en los Andes del sur de Argentina a 1.800 m (Sorli et al . 2006) y registros más recientes del gato andino en Argentina y Chile extienden su rango de distribución hacia el sur y fuera de los Andes, hacia Hábitat patagónico de estepas y matorrales en Argentina, a elevaciones tan bajas como 650 m (Novaro et al . 2010, Martinez et al . 2008), y a 2.200 m en Chile en la Región de Atacama (Villalobos et al . En preparación).
Dentro de los altos Andes, el gato andino se registró a una elevación promedio de 4.236 m en Argentina (Perovic et al. 2003), por encima de 3.800 m en Bolivia (Villalba et al . 2012), entre 3.714 y 4.414 m en Chile (Napolitano et al. . 2008), y a 4.000 mo más en Perú (Cossios et al . 2007).
Hasta finales de los años noventa, los registros de gatos andinos eran escasos y restringidos al sur de Perú, suroeste de Bolivia, noroeste de Argentina y norte de Chile (Yensen y Seymour 2000). Del mismo modo, los avistamientos de esta especie fueron muy pocos (Scrocchi y Halloy 1986, Sanderson 1999), y los especÃmenes de museo fueron igualmente pocos (GarcÃa-Perea 2002). Sin embargo, en las últimas dos décadas, el número de registros de distribución ha aumentado considerablemente debido a los esfuerzos de la Alianza de los Andes ( www.gatoandino.org ), una red de investigadores especializados.
Actualmente, el lÃmite norte y sur conocido para el gato andino, respectivamente, es el centro de Perú (10 ° 13’S) y el centro de Argentina (38 ° 23’S) (Cossios et al . 2007, Novaro et al. . 2010), pero a lo largo de este rango, las poblaciones de gatos andinos se distribuyen de manera irregular. Los resultados de modelar la distribución del gato andino considerando cuatro variables bioclimáticas (temperatura media anual y media del rango diurno, precipitación anual e invierno en la estación más frÃa), muestran la presencia de tres barreras biogeográficas que afectan la distribución de la especie: i) en el norte en Perú que coincide con la depresión de Huancabamba, conocida como «bajo peruano» y define el lÃmite norte de su rango de distribución, ii) en el centro de Bolivia, con la «rodilla andina», una zona de transición extremadamente árida entre la Puna húmeda y seca y donde no hay registros de gatos andinos, y iii) en el sur con la «Diagonal árida» en Chile y Argentina, que también es una zona hiperárida y con muy pocos registros de gatos andinos (Marinoet al . 2011).
Según este modelo, y a pesar de las diferencias de elevación sobre el rango geográfico actual del gato andino, existen condiciones climáticas comunes que favorecen su presencia, que son las variaciones diurnas frÃas, secas y extremas de temperatura (Marino et al. 2011).
¿Por qué el Gato Andino está en peligro de extinción?
La información más reciente confirma que el gato andino es una especie rara, que ocurre a bajas densidades y con una distribución irregular debido a la especialización en hábitats rocosos.
Nuevos registros del gato andino en Argentina extendieron su rango de distribución hacia el sur y fuera de los Andes, en hábitats de estepa y arbusto patagónico, a elevaciones tan bajas como 650 m (Novaro et al. 2010, Martinez et al. 2008). Sin embargo, un estudio de la genética de poblaciones del gato andino en la mayor parte de su rango (Cossios et al.2012) indicó que la especie tiene una diversidad genética mitocondrial y nuclear muy baja e identificó dos poblaciones distintas de gatos andinos que deberÃan considerarse como dos «Unidades significativas evolutivas» (ESU), los gatos de las tierras altas de la distribución previamente conocida y los nuevos población descubierta en la estepa patagónica Además, el ESU del norte contiene dos grupos genéticamente diferentes, que muestran un intercambio limitado o nulo de individuos entre ellos, que deben considerarse como dos «Unidades de Gestión» (UM).
La pérdida y degradación del hábitat es una preocupación creciente en la mayorÃa de las áreas donde el gato andino está presente, debido a la expansión de la frontera agrÃcola, el manejo inadecuado del ganado y la extracción de agua, asà como la contaminación del agua y el suelo para una creciente actividad de la industria minera y petrolera en las tierras altas de América del Sur y la estepa patagónica. El gato andino se verá afectado negativamente por el cambio climático global en la mayor parte de su área de distribución por una disminución en la distribución geográfica (Bennett et al. Presentado) y más recientemente por la rápida expansión de la explotación de petróleo y gas de esquisto mediante fractura hidráulica o fractura hidráulica en el norte Patagonia (Walker et al. 2013).
Además, los pastores matan a los gatos andinos en la Patagonia en represalia por la depredación (Novaro et al.2010 ) y en el noroeste de Argentina también se han inferido altas tasas de mortalidad debido a la caza de la población local (Lucherini y Merino 2008). Más recientemente, la información recopilada del monitoreo de los gatos andinos y los gatos pampeanos con collares GPS en el noroeste de Argentina sugiere que la competencia entre estas dos especies puede afectar negativamente a las poblaciones de gatos andinos y hacerlas más susceptibles a las amenazas mencionadas (Tellaeche 2015).
Con base en los registros de distribución de los gatos andinos, se estimó un grado de ocurrencia (EOO) de 1,530,818 km². Sin embargo, debido a la especificidad del gato andino en ambientes rocosos empinados, esta área abarca grandes áreas entre sitios de registros que son inhabitables. En una estimación preliminar en un área de estudio de 6,863 km² en la Patagonia, solo el 1.4% del área total eran áreas rocosas empinadas. Además, en un área de estudio de aproximadamente 65,000 km² en la Patagonia, solo el 3% de las celdas en un tamaño de cuadrÃcula de 10×10 km estaban ocupadas, en base a registros de gatos andinos confirmados y no confirmados (Walker y Palacios, datos no publicados).
Esta estimación puede tener más de una fuente de error (por ejemplo, utiliza registros aún no confirmados) y se calculó para la estepa patagónica, un entorno que es diferente al de los hábitats de las tierras altas en la parte norte y central de la distribución de los gatos andinos, donde hay una mayor proporción de hábitat rocoso. Por lo tanto, para ser conservadores, estimamos que el 10% del EOO actual del gato andino podrÃa realmente estar ocupado.
Teniendo en cuenta el 10% del EOO y la densidad más baja de 0.018 ind / km² (Huaranca et al. 2013), estimado para una región considerada como una de las condiciones climáticas más favorables para el gato andino (Marino et al.2011), la población total del gato andino se estima en 2.755 individuos. Debido a que no hay información disponible sobre la estructura de la población, utilizando un valor predeterminado del 50% para la proporción de individuos maduros dentro de la población de gatos andinos, solo 1,378 serÃan individuos maduros (ver Tabla 1 en el Material suplementario).
No existe información sobre las tendencias con respecto a la modificación o destrucción del hábitat en el área de distribución del gato andino; pero ya en 2002, el estado de conservación de la Estepa Patagónica y la Puna Andina Central se consideraba en Peligro CrÃtico (CR) y Vulnerable (V), respectivamente, con la pérdida y fragmentación del hábitat como las amenazas más graves que afectan su estado de conservación (Olson y Dinerstein 2002). No hay evidencia de que esta situación haya mejorado; Una evaluación del progreso en la implementación del Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020 mencionó que la mayorÃa de los diferentes hábitats, incluidos los pastizales y los humedales, todavÃa se están fragmentando y degradando (SCDB 2014).
Las actividades mineras han aumentado y el uso asociado de los recursos hÃdricos está afectando negativamente la mayorÃa de las áreas donde se ha confirmado la presencia de gatos andinos; En el caso de la Patagonia norteña argentina, el fracking es una amenaza adicional (Walker et al.2013). En Bolivia, la minerÃa es una actividad prioritaria y se encuentra principalmente en la cordillera de los Andes; La extracción minera sin precauciones ambientales está aumentando (Ribera 2013). En Chile, la industria minera es una parte importante de la economÃa del paÃs y se desarrolla principalmente en la región norte, donde se distribuye el gato andino y el agua es un recurso escaso. AllÃ, los frágiles ecosistemas altoandinos se están degradando y se prevé una reducción de los humedales en Chile debido a los efectos del cambio climático (IEB, CASEB, CCG-UC – CONAMA 2010). En el informe peruano a la Convención de Biodiversidad, se menciona que en los últimos años la transformación de los ecosistemas naturales ha aumentado debido a los cambios en el uso de la tierra, particularmente por actividades extractivas como la minerÃa; una tendencia de transformación
Teniendo en cuenta las amenazas para el gato andino, la fragmentación natural del hábitat y la tendencia creciente en la fragmentación debido a la pérdida y degradación del hábitat, se infiere una disminución continua del número de poblaciones.
Con base en los datos disponibles sobre la distribución del gato andino y el análisis genético de las muestras de la mayorÃa de las áreas, se identificaron 10 subpoblaciones para el gato andino (consulte la Tabla 2 y la Figura 1 en el Material suplementario). Tres subpoblaciones en Perú (1 = norte, 2 = oeste, 3 = este); dos en Bolivia (4 = norte, 5 = centro este); una subpoblación compartida entre el sur de Perú, el centro oeste de Bolivia y el norte de Chile (6); una subpoblación compartida entre el suroeste de Bolivia, el centro este de Chile y el noroeste de Argentina (7); y tres subpoblaciones en Argentina (8 = centro norte, 9 = centro oeste y 10 = sur oeste). Aunque algunos de estos podrÃan estar conectados, se necesitan más estudios y más muestras para estudios genéticos. Mientras tanto, como medida de precaución, se identifican estas 10 subpoblaciones.
La estimación del número de individuos maduros para cada subpoblación se realizó de la misma manera que para el cálculo del número total de individuos maduros de toda la especie de gato andino. El área de cada polÃgono de subpoblación se estimó utilizando la función de casco convexo de geometrÃa mÃnima de lÃmites en ArcGIS. Como estos polÃgonos son todas las áreas ocupadas dentro del EOO, no redujimos el área al 10% como lo hicimos para el rango general. Sin embargo, incluso dentro de estas áreas ocupadas, la ocupación y el uso del hábitat por parte de los gatos andinos es irregular, y están restringidos a lugares rocosos asociados con humedales y / o arbustos. Por lo tanto, considerando nueva información detallada sobre el uso del espacio (Lucherini et al.datos no publicados, datos no publicados de Huaranca, datos no publicados de Lagos), estimamos que los gatos andinos solo usan el 40% de cada polÃgono de subpoblación, y redujimos el tamaño de todos los polÃgonos en consecuencia (consulte la Tabla 2 y la Figura 1 en el Material complementario) . Se estima que la subpoblación más grande contiene 172 individuos maduros.
Otra razón para preocuparse por la conservación de esta especie de gato y para adoptar un enfoque preventivo para su categorización es el cambio climático. De acuerdo con Bennett et al.(presentado) la distribución bioclimática actual del gato andino está claramente afectada por el cambio climático. Para 2080, en el escenario A2 (emisiones medias a altas) se espera que el área de distribución disminuya entre 15 y 30%, dependiendo del punto de corte utilizado en el modelo de distribución. Paralelo a esto, el modelo muestra un aumento en la elevación en la distribución norte y central, lo que pone a la especie aún más en riesgo, porque las condiciones ambientales en elevaciones más altas no proporcionan los requisitos de hábitat necesarios para el gato andino (Bennett et al. presentada).
Se necesitan más estudios para confirmar la definición de las subpoblaciones presentadas aquà y para mejorar nuestras estimaciones del tamaño de la población de cada una de ellas, pero teniendo en cuenta el principio de precaución, el análisis descrito anteriormente respalda la clasificación del gato andino como en peligro de extinción.
A principios de la década de 2000, la Alianza del Gato Andino consideró que la caza principal era la principal amenaza, seguida por la reducción de presas y la pérdida y fragmentación del hábitat (Villalba et al . 2004), cuatro años más tarde una reevaluación de las amenazas que afectaban al Gato Andino estableció ese hábitat. la pérdida y la degradación del hábitat son las principales amenazas actuales; la caza (oportunista / paliativo o tradicional) y la reducción de las poblaciones de presas son considerados como la 3 ª y 4 ª amenazas, en orden de importancia (ACA 2011: Gato Andino Plan estratégico de la Alianza).
La expansión de la frontera agrÃcola, el manejo inadecuado del ganado y la extracción de agua para una creciente actividad de la industria minera y petrolera en las tierras altas de América del Sur y la estepa patagónica están alterando el hábitat del gato andino. El gato andino se verá afectado negativamente por el cambio climático global en la mayor parte de su área de distribución por una disminución en la distribución geográfica (Bennett et al . En progreso) y más recientemente por la rápida expansión de la explotación del petróleo y el gas de esquisto mediante fractura hidráulica o fractura hidráulica. Patagonia septentrional (Walker et al . 2013).
La caza de personas locales que consideran al gato andino como un depredador de su pequeño ganado doméstico se ha informado con frecuencia, particularmente en algunas regiones de Argentina, Chile y Perú (Iriarte 1998, CossÃos y Madrid 2003, Lucherini y Merino 2008). Los pastores matan a los gatos andinos en la Patagonia en represalia por la depredación (Novaro et al . 2010). Estos gatos también son asesinados por perros que acompañan a los pastores locales y en el noroeste de Argentina se han inferido altas tasas de mortalidad debido a la caza por parte de la población local (datos no publicados de C. Tellaeche y M. Lucherini). Cossios y col . (2007) también informaron la caza de gatos andinos y pampeanos para la alimentación y la medicina tradicional en el centro de Perú.
Particularmente en Bolivia, Perú y el norte de Chile, el gato andino (asà como el gato pampeano) se considera un animal sagrado según las tradiciones indÃgenas aymaras y quechuas. En gran parte de su área de distribución, la población local conserva los especÃmenes secos y rellenos para su uso en festivales de cosecha (Iriarte 1999, Sanderson 1999, Villalba et al . 2004, Cossios et al . 2007, Villalba et al . 2012). La caza de tales prácticas culturales puede representar una amenaza significativa para la especie.
Es probable que la Chinchilla de cola corta haya sido una especie de presa importante para el gato andino, pero la especie fue cazada casi hasta la extinción para el comercio de pieles (Nowell y Jackson 1996). En la mayor parte de su área de distribución, la principal presa del gato andino es ahora la montaña Vizcacha (Walker et al . 2007, Viscarra 2008, Napolitano et al. 2008, Torrico 2009), que vive en pequeñas colonias distribuidas de forma irregular y también se ha reducido cazando la presión. Esto puede resultar en una distribución altamente fragmentada para el gato andino. La competencia dentro del gremio, especialmente con el gato pampeano, por la presa de la montaña Vizcacha, podrÃa afectar negativamente al gato andino (Lucherini y Luengos Vidal 2003, Walker et al.2007, Reppucci 2012).
Usos del Gato de los Andes
En Argentina, Bolivia, Chile y Perú, las personas de origen aymara, y en algunos casos quechua, tienen creencias similares con respecto al gato andino y al gato pampeano (ambos conocidos como titi u osqollo). Una tradición común es el uso de una piel o un gato de peluche durante las ceremonias que las personas realizan para marcar su ganado doméstico, principalmente llamas o alpacas; El titi se considera un animal sagrado relacionado con la abundancia y fertilidad del ganado o la calidad de los cultivos. Es importante tener en cuenta que tanto el gato andino como el gato pampeano son parte de estas tradiciones y creencias, y en general, se usan indiscriminadamente. Existen algunas variaciones locales dentro y entre paÃses y, en algunos casos, la influencia de la cultura occidental ha dado como resultado una pérdida total o parcial de los valores de las culturas andinas y la distorsión de las costumbres ancestrales con respecto al titi (Villalbaet al . 2004).
Cossios y col . (2007) también informaron la caza de gatos andinos y pampeanos para la alimentación y la medicina tradicional en el centro de Perú.
Medidas de conservación del Leopardus jacobita
Incluido en el Apéndice I de CITES (como Leopardus jacobitus ). También se volvió a evaluar el estado de conservación del gato andino en los paÃses del área de distribución. La especie está clasificada como En Peligro CrÃtico en Bolivia, En Peligro y Rara en Chile, En Peligro en Perú y Vulnerable en Argentina; que también tiene una protección total a nivel nacional a través de toda su área de distribución, tal como se describe a continuación. Sin embargo, la aplicación de la ley es problemática, y los especÃmenes cazados se observan regularmente en el campo y para la venta, aunque con menos frecuencia que antes, en mercados especiales para ser usados ​​en ceremonias religiosas. Después de desarrollar las acciones descritas en el Plan de Acción para la Conservación del Gato Andino (Villalba et al.
. 2004) y la información generada en los últimos 10 años, la Alianza Andina de Gatos elaboró ​​el Plan Estratégico para la Conservación del Gato Andino (AGA 2011) con los siguientes objetivos y manteniendo las tres lÃneas principales de acción: Investigación, Educación y Conservación:
a. Asegurar la conservación a largo plazo del gato andino y su entorno natural, incluida la restauración o rehabilitación de los entornos que han sufrido degradación.
si. Integrar la conservación del gato andino y su entorno natural dentro de las polÃticas locales en los cuatro paÃses donde la especie está presente, trabajando localmente pero con un enfoque global.
C. Fortalecer las actividades de conservación e investigación en áreas protegidas con poblaciones de gatos andinos, y promover la creación o extensión de áreas protegidas existentes para proporcionar conectividad y / o protección de hábitats y poblaciones de gatos andinos.
re. Promover la investigación sobre las amenazas de conservación, los requisitos ecológicos de la especie, su presa principal y otros carnÃvoros simpáticos.
mi. Estandarizar las actividades de los grupos de trabajo bajo objetivos comunes y más efectivos.
F. Capacitar al personal de áreas protegidas y las comunidades locales en actividades de investigación, educación y conservación, dentro y fuera de las áreas protegidas.
El gato andino se encuentra en varias áreas protegidas a lo largo de su área de distribución y algunas fueron priorizadas para promover la conservación efectiva de la especie, asà como sus hábitats y otras por la necesidad de realizar encuestas y promover acciones de conservación efectivas.
La minerÃa y la extracción de petróleo / gas son una actividad económica prioritaria en los paÃses de América del Sur, incluso en áreas protegidas, por lo tanto, cabildear con las autoridades y el sector industrial, asà como promover y / o apoyar la implementación de planes de mitigación para minimizar los impactos, son acciones fundamentales para ser abordado (Walker et al . 2013).
Del mismo modo, la conservación basada en la comunidad es un enfoque esencial que se está implementando mediante la promoción o el apoyo de iniciativas económicas sostenibles, favoreciendo mejores prácticas en el manejo del ganado u otras actividades orientadas a mitigar los conflictos entre humanos y vida silvestre. La educación comunitaria y el apoyo a la aplicación de la ley también son actividades importantes para minimizar o detener la caza de gatos andinos y fomentar actitudes positivas hacia los gatos andinos y la alta biodiversidad andina.
Legislación Nacional para el Gato Andino
Argentina
El Gato Andino está protegido por la Ley Nacional 22421 de conservación de la vida silvestre y su
Decreto Estatutario 666/97. Asimismo, la Resolución N ° 63/86 del Secretario de Agricultura.
Bolivia
Junto con otras especies silvestres de fauna y flora, el gato andino está protegido por el Decreto Supremo N ° 22641, promulgado en 1990, que establece una prohibición general e indefinida para la búsqueda, captura, almacenamiento y acondicionamiento de animales salvajes y sus productos derivados. .
Chile
Todas las especies de felinos están totalmente protegidas desde 1972 por la Ley N ° 19473. La caza ilegal de felinos en Chile está penalizada con multas de hasta US $ 6,000 y prisión de hasta 3 años.
Perú
En 2014, una nueva regulación enumeró al gato andino como En Peligro y, junto con otras especies silvestres de fauna, está prohibida su caza, comercio y caza, captura, posesión, comercio, transporte o exportación con fines comerciales (Decreto Supremo N ° 004-2014- MINAGRI).